El bambú (Bambusa arundinacea) es una planta (gramínea) con forma de caña. Existen cientos de variedades distinguiéndose entre especies más leñosas y más herbáceas.
Del bambú se consumen los brotes tiernos que han sido popularizados gracias a los restaurantes chinos y el hecho de ser un alimento básico en la dieta de los osos Panda y los elefantes asiáticos. Entre sus nutrientes destaca su alto contenido en fibra y especialmente su gran aporte de Silicio.
El bambú posee una amplia gama de aplicaciones, la cual va desde la alimentación y usos industriales hasta la vivienda y los usos en la agricultura, transporte, caza y música, lo que demuestra la gran importancia que puede llegar a tener esta especie, todavía poco conocida por los occidentales. Actualmente es famoso por proveer tela orgánica. Se hace con la pulpa del bambú y se blanquea sin cloro, se saca muy fácilmente y no necesita ningún químico, además necesita menos agua que otras telas para su elaboración. Con ella se hacen desde calcetines hasta pantalones. Al ser antimicrobiana, se usa para fabricar telas de uso diario como las sábanas. Es muy suave, más que el algodón, aunque generalmente le agrega 30% de algodón a las prendas. La fibra de bambú no es irritante, por lo tanto provoca menos alergias. Regula la temperatura: es cálida en invierno y fresca en verano. Además es cuatro veces más absorbente (de humedad y sudor) que el algodón, gracias a sus micro agujeros. Eso la hace una tela respirable: no se pega con el ejercicio ni el exceso de calor. Y lo mejor es que es un excelente protector contra los rayos UV.
El bambú es una excelente alternativa al uso de materiales más contaminantes en la construcción, como el hormigón o el ladrillo por varios motivos: la planta en sí es un sumidero de CO2, es cien por cien reciclable y en su proceso de producciones consume menos energía y agua en comparación con otras industrias utilizadas en la (madera, metal, hormigón, etc.).
El mobiliario de bambú ya no es exclusivo de jardines y terrazas. Es un material cada vez más utilizado en el interior del hogar: mesas de comedor, sillas, alfombras, cabeceros de cama o suelos. Su dureza y duración sobrepasan las de otras especies consideradas de gran calidad, como la madera de roble o de haya. Sin embargo, el bambú es un material vivo y natural que requiere ciertos cuidados para mantener su aspecto y calidad.
Desde hace poco tiempo, se está notando un cambio en el concepto de la decoración por medio de plantas de interior. A los ejemplares que adornan una casa ya no se les pide que tengan flores o que desprendan perfume, sino que se les exige que sean sencillos y que sus cuidados no requieran mucha atención. Una de las plantas que más acogida está teniendo en los hogares de estilo minimalista y zen es la denominada bambú de la suerte. Esta planta tan original y estilizada no tiene que ver con el bambú, aunque se le denomine así popularmente debido a su forma de vara. Su nombre científico es Dracaena sanderiana y pertenece a la familia de las agaváceas. Algunos de sus parientes más famosos son el tronco de Brasil o la drácena de Madagascar. Su cultivo está muy extendido en Taiwán y en Oriente en general, si bien su origen apunta al continente africano. Dentro de la casa, el bambú de la suerte se mantiene de forma extraordinaria con unos cuidados muy básicos. Su cultivo es muy sencillo y le hará falta poca dedicación por nuestra parte para que luzca bello. En cuanto a sus necesidades de luz, puede aguantar perfectamente las sombras. Lo más recomendable es que permanezca en un lugar de luminosidad intensa pero sin exponerse de forma directa a los rayos solares. La mayor precaución que tenemos que tomar de cara a su cultivo es su necesidad de agua. Tenemos que controlar bien la cantidad y el nivel de líquido en la que están sumergidas las varas. El jarrón elegido para su presentación deberá llenarse hasta el punto en el que las raíces del bambú de la suerte sean cubiertas, ni más ni menos. Más agua significaría echar a perder el tallo. También puede ser cultivada en maceta.
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